Cuando planteamos la idea de buscar un nuevo estudio teníamos claro que el espacio debía ser reflejo de nuestra sensibilidad y estilo y que dicho espacio debía de cumplir unos parámetros claros.

La orientación (entrada de sol directo), la altura libre y la ubicación eran básicos e innegociables.
Si además de esto, la finca tenía personalidad y aportaba un valor añadido con respecto a fachada, escalera, molduras, etc … la apuesta era un valor seguro.

Lo demás estaba en nuestras manos. Optamos por un pavimento textil que aportaba confort visual y sonoro.

Respecto al color, pintamos paredes y techos con un tono lo suficientemente oscuro para dar sensación de tranquilidad y lo suficientemente claro para que fuera luminoso y así conseguir dar continuidad a molduras de paredes y techos.

La iluminación de modular con perfiles de aluminio negro mate era una solución perfecta para combinar luz técnica pero confortable. En las zonas de paso y demás buscamos luz con grados cerrados pero de calidad lúminica con cri95 y 2700 grados de temperatura.

Para el mobiliario diseñamos las mesas con estructuras de cerrajería y encimeras de Fenix, estanterias de Treku y optamos por sillería de Vitra; Hay y Andreu World.

La sensación final es un espacio donde estás a gusto, concentrado y donde el confort lumínico y acústico es esencial.